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1 década de Ikusmira Berriak

El invierno pasado el equipo de Ikusmira Berriak me invitó a dirigir y editar una serie de vídeos a propósito del décimo aniversario del programa. La propuesta consistía en generar pequeñas vídeo-cápsulas que girasen, a modo de diario fílmico, alrededor de las memorias y vínculos desarrollados por cineastas que pasaron por la residencia, durante ese período de trabajo.

Siendo cineasta y antigua residente, me entusiasmó mucho no solo la apertura y flexibilidad de la propuesta, si no también la idea de poder recopilar experiencias de otros cineastasque también habían pasado por ese período de dudas y reflexión colectiva alrededorde una serie de películas aún por hacerse… Pensé que para esta serie sería interesante “cambiar la letra” y pretender otra escritura.

Sentía importante que hubiese espacio para el borrador, como en el propio programa, pero al mismo tiempo también tenía que haber lugar para reflexionar sobre la influencia, que tuvo el paso por la residencia en las propias trayectorias delas películas.

Propuse entonces que, además de responder una serie de preguntas, cada cineasta nos compartiese un posible contraplano de aquella especie de “auto-entrevista”. Algo que pudiese existir al margen de la pieza, un despiste o desvío, si se quiere.

La idea de que estos diarios fuesen registrados por los propios cineastas nos regala una suerte de fiesta de formatos y apuntes; hay quienes rodaron con el móvil, otros con el ordenador, con vídeo-cámaras, o con lo que se pudo. En el salón, esperando el tren, frente a un lago, en habitaciones ajenas o queridas…

El diseño de sonido de las cápsulas apunta también a los despistes y procrastinaciones de algunos procesos creativos. Me acordé de aquella experiencia frustrante (incluso tal vez divertida) que es ir a algunos cines comerciales y estar escuchando las explosiones de cualquier otra película de acción que se está proyectando en la sala de al lado.

En cada cápsula suena así una música que parece haber sido compuesta con otros propósitos. Un perro ladra, se cuela el ruido por la ventana… Los propios sonidos de las películas compartidas por las y los cineastas aparecen al inicio y final de cada vídeo, como si éstas quisiesen escaparse del propio formato. Puede que esto haya derivado en entrevistas algo “frankenstineanas”, que no terminan de seralgo, ¿pero no son acaso así casi todos los procesos?

La invitación por parte de Ikusmira Berriak y el festival de hacer memoria y recordaren colectivo nos invita, de alguna manera, a recordar y hablar de cosas que giran enlos márgenes de cualquier proyecto o idea. Recuerdos no relacionados necesariamente con las películas y sus éxitos, si no charlas que gravitan alrededorde comidas, memorias, espacios, encuentros (y desencuentros), caminatas, imágenes aleatorias (y no tanto) que se nos vienen a la cabeza… Y sobre todo, de intentar entender la manera misteriosa en la que estas películas siguen recorriendolas pantallas de los festivales, las proyecciones, notas de prensa, alfombras rojas (si el glamour lo permite), pequeños pueblos, grandes ciudades, dossiers, correos electrónicos , enlaces de descarga… Notas pequeñas en periódicos locales,comentarios en bares, charlas en las filas de un supermercado (si la película alcanza tal éxito). Compartir estos recuerdos es también una forma generosa de desvelar procesos y formas de hacer, en definitiva, de compartir pensares, geografías, comunidades.

Espero que este ejercicio pueda abrir espacio a más preguntas, memorias y curiosidad por las distintas maneras de hacer en el cine. Tal vez nos acerqué también a las historias y películas de estos cineastas que nos comparten aquello que giró alrededor de sus proyectos durante ese período de encuentros, comidas,escrituras, paseos, bailes e ideas que fue y sigue siendo Ikusmira Berriak.


Por Magdalena Orellana.
Músicas de Julio César Martín Rodríguez.

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